Amaxofobia: el pánico a conducir
“En España, uno de cada tres conductores sufre este miedo al volante.”
Ocupas el asiento del conductor, introduces las llaves en el contacto del coche y lo pones en marcha. Al colocar las manos sobre el volante, un sudor frío recorre tu frente y notas los brazos agarrotados. No puedes conducir, te aterroriza la idea de salir a la carretera y encontrarte con otros conductores imprudentes.
Si sufres una sensación similar, padeces amaxofobia.
¿Qué es la amaxofobia?
Como indica su nombre, se trata de la fobia a conducir. Son muchas las causas que pueden generar este miedo, aunque la mayoría se debe a haber sufrido un accidente de tráfico, ansiedad en situaciones de gran estrés, como atascos, o incluso ataques de pánico al volante.
Durante la conducción se manejan muchos estímulos de manera simultánea: los pies y las manos se coordinan, el sentido de la vista trabaja sin descanso para controlar los espejos y los peligros de la carretera, los oídos prestan atención a las señales acústicas, el clima y la velocidad varían…
En definitiva, hay multitud de factores que obligan al conductor a estar en guardia. Esto puede originar un alto nivel de estrés que impide que todos los pasos de la conducción se hagan de manera automática, como en el caso de la mayoría de conductores. Para quienes padecen amaxofobia, cada movimiento debe medirse, lo que produce que la conducción no se disfrute.
Tratamientos para la amaxofobia
Este pánico a conducir se produce por diferentes causas y en diferentes grados, desde la simple desgana hasta un gran miedo a conducir, por lo que no existe una forma específica para tratarlo. El perfil de quienes la padecen suele ser de personas de aproximadamente 40 años, la mayoría mujeres, aunque esta fobia abarca todo tipo de edades.
Al igual que en el resto de fobias, huir del miedo es la forma de actuar de la persona que lo padece, por lo que cada vez se hace más difícil que se afronte. Para combatir la amaxofobia es necesario modificar las ideas sobre la amenaza del tráfico y el peligro que suponen los demás conductores, además de eliminar la huida y el rechazo a la conducción como respuesta posible. Las principales técnicas para tratar la amaxofobia son PNL, Psicología Energética y simulaciones mediante realidad virtual, entre otras.
En cuanto al tiempo de recuperación, este varía según el nivel de fobia que experimenta el conductor. Por ejemplo, una persona que haya sufrido ansiedad al volante de manera puntual podría volver a la normalidad en tan solo unos meses, mientras que una persona que lleve años sin conducir necesitará un tratamiento que combine la terapia psicológica y nociones nuevas de autoescuela, lo que alargará el tratamiento casi un año. Con esfuerzo y voluntad, acabar con la amaxofobia es posible.